Seleuco Nicator, rey de Babilonia y Siria, regaló esta ciudad a su amada y le dio su nombre
Tu pie descalzo
se apoya
bajo las columnas
de los sueños
rastro en la hierba
que se lleva
la parte desconocida de mi cuerpo
quiero encontrar tus pasos
donde sólo cante la madera del laúd
y en este fuego de palabras
balancear
las campanas del desierto
Carmen Paredes
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